domingo, 14 de agosto de 2011

El arte de conversar

La mejor información llega de la mano de los diálogos que mantenemos con nuestro equipo de trabajo. Si no escuchamos o no nos escuchan es imposible que nuestro manejo del grupo tenga éxito.
He aprendido tanto de los dirigidos conversando como de mí mismo.
Hay palabras y factores que se repiten, la escala de valores al que cada persona categoriza con su propio código personal y ese núcleo sale a la luz en las charlas.
Las preferencias de cada individuo sobre distintos temas o tópicos nos dan excelentes herramientas para abordar las charlas. Sin convertirse en un médico clínico que anota la evolución del paciente en cada visita a su consultorio, los datos relevantes, sugiero anotarlos para procesarlos luego en una comunicación efectiva.
El éxito de una buena conversación es evidente. Así como sabemos cuando nos fue mal o bien en una entrevista de trabajo, sabemos que tipo de sensación nos dejó la charla que mantuvimos.
Esto es un ejercicio complicado porque la gente no está acostumbrada a conversar con su jefe libre de cierto acartonamiento, pose o cuidado en las expresiones. Y los jefes sienten que corren el riesgo de meterse en un terreno pantanoso hablando de temas personales. Pero si queremos cambiar nuestros resultados porque el método de trabajo no es efectivo, tengamos en cuenta que de las reuniones individuales y las generales se extrae la esencia del trabajo que tenemos que desarrollar para lograr la mejor performance de quienes dirigimos.