sábado, 8 de agosto de 2009

El valor de las palabras correctas


Hay conversaciones ricas y pobres.
Hay comunicaciones que también podrían categorizarse entre estos dos calificativos.
Cuanto más cuidada es la selección de las palabras que utilizaremos para transmitir un mensaje, una consigna, un pedido, un cambio de dirección, más posibilidades tenemos de ser interpretados en la justa medida de nuestro mensaje y nuestra mejor intención.

Casi siempre las dudas que generamos se propician en la posibilidad de obtener un NO.

Nosotros vamos por el si.


Si tenemos que obtener un cambio en la conducta rutinaria de un dirigido, debemos escoger las palabras precisas, las adecuadas, las que mejor suenen para que sean también las que mejor se interpreten.


El tiempo que nos tomemos en pensarlas, masticarlas, procesarlas, menor será la resistencia natural que genere en quien las escuche.


He dado muchas vueltas en el living de casa pensando y creando el escenario adecuado para transmitir un mensaje que en un tono equivocado hubiese tenido el efecto contrario al que yo quería conseguir.


Esa búsqueda, ese ensayo, esa preparación mejora notablemente su calidad.


En Buenos Aires hay un serio problema con las monedas, elemento indispensable para viajar en colectivos.


He visto largas colas en los bancos para que con mucha suerte, la gente que acude a ellos, reciban un máximo de dos monedas de un peso que ni siquiera alcanzan para dos viajes de tarifa mínima.


Armando, recién llegado de Córdoba tenía que conseguir monedas para viajar. Sabía que pedir monedas era parecido a pedir paz en Medio Oriente.


Se dirigió a la cajera y le dijo:


- Necesito viajar a Rusia y me hacen falta monedas...


- ¿En qué piensa viajar? -preguntó con marcada ironía la cajera


- En el 60 que es una línea internacional.


Consiguió 10 monedas.


Se dirigió a otro banco y le dijo al cajero:


- Llegué recién de Rusia y me he dado cuenta que sin monedas no puedo viajar...


- ¿Pueden ser 10 o necesita más?


- Con 20 estaría mejor...


En diez minutos obtuvo 30 monedas, algo que para quienes padecen diariamente esta escasez se encuadra dentro de los milagros que debería considerar la Santa Sede.


El cuidado puesto en el mensaje, su sofisticación y su humor hizo la diferencia entre éste y todos los casos similares que en distintos lugares se presentaron ése día.






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