sábado, 8 de mayo de 2010

Asuntos personales, problemas grupales


Cuando se dirige, puede suceder que una respuesta antipática derive en otra de igual tenor. Sino se frena la incerca de una relación barranca abajo no se detiene la caída.

La pausa y la reflexión primero. La conversación después.

Conversar sobre caliente no ayuda a mejorar las cosas, lejos de esta situación, las empeora.

En lo personal, a mi me sirvió mucho alejarme del problema y del ruido para pensar. Tomar un papel y ordenar las ideas sobre los puntos que me generaban malestar.

Me he sentado a conversar con la lista en la mano y desarrollando punto por punto, extrapolando la situación a otro campo, en el caso de los hombres, el punto de unión era el fútbol.

He tenido mas resultados positivos que negativos. Como en todo, uno corre ciertos riesgos, sobre todo, en las dificultades de interpretación. Si el dirigido tiene la posición de escucha negativas o defensiva, no comprenderá que la marca de dirección tiene como fin mejorar, solucionar o impulsar una acción exitosa.

Es preciso verificar que lo que se ha dicho ha sido interpretado con la intención que deseamos.

Hace unos años, tenía frecuentes discusiones con un dirigido. Su actitud de queja permanente a cualquier idea a implementar resultaba agotadora. Una tarde lo vi pasar frente a mi oficina y lo invité a sentarse. Quise sincerarme "Tengo la sensación que si no acordamos en un marco de entendimiento, esto se va a agravar y vamos a caer en un rechazo parecido al que produce una cuestión de piel"

El morocho abrió grande los ojos y respodió para mi sorpresa: "No sabía que teníamos un jefe racista".


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