lunes, 29 de noviembre de 2010

La innovación constante

La forma de dirigir a mi equipo tiene arraigado el espíritu de innovación constante, y de esto pueden dar cuenta cualquiera de ellos, cuando tienen que trabajar en ejercicios especiales que no parecen ligados de manera alguna a su condición de promotor.

Si pretendo que el trabajo cumpla con el rol de nuevo ciclo post-terciario, que sea un fértil campo de desarrollo personal y profesional constante, debo trabajar para mejorar el nivel de redacción, lectura, comunicación, mensaje, claridad, enfoque, perspectiva y adaptación de quienes dirijo.

En un Mundo en cambios permanentes debemos acompañar el proceso ayudando a nuestros equipos a adaptar sus habilidades y potenciales a él. Hoy en cada puesto de trabajo es más lo que se pide en conocimientos cibernéticos, dominio de situaciones, incorporación de cultura de trabajo e idiomas.

Si pretendo que mi equipo se diferencie al resto de los que integran quienes compiten con nosotros en los puntos de venta, el primer diferente debo ser yo. Y el primero en utilizar herramientas nuevas también.

En una de sus visitas a Buenos Aires, nuestro CEO se sorprendió porque todos los días, a primera hora, desde mi celular se enviaban mensajes humorísticos para comenzar el día con una sonrisa y no con la cara con la que nos deja los titulares de cualquier diario de la mañana cuando lo hojeamos.

De Internet tomo todo lo que me pueda servir: un video filmado desde mi laptop con un mensaje a los míos donde hablo sobre lo que veo y expreso mi entusiasmo y satisfacción por la tarea que están realizando, utilizando el movie maker player para armar una presentación sobre exhibición o el homenaje a un vendedor que cumple 40 años representando la marca, enviando un vínculo a un sitio de Internet para que levanten un mensaje que sintetice en forma gráfica un momento en particular.

Mi equipo trabajó interpretando el mensaje de una obra musical conceptual que jamás hubiese llegado a sus manos ni a sus oídos. Sus trabajos de análisis de esa obra fueron tan inteligentes, emotivos y particulares como la obra en sí. Y de esto se trata si pretendo que aprendan a escuchar el verdadero mensaje de fondo que tiene la expresión de un cliente, un jefe, un colega.

Acaban de recibir en estos días en un sobre un texto de Julio Cortázar: “La continuidad de los parques”. Pegado a la recepción de ése texto hay un mail con consignas para tener en cuenta sobre el trabajo que deben realizar mientras leen. Si quiero formación, si quiero mejoras, si quiero explotar potenciales, debo propiciarlos, debo mantener la obsesión de pensar en ellos para mantener la innovación constante.

Los mensajes de texto al celular, las frases de aliento, los multimedias con alguna canción especialmente armada para mi gente, forman parte del cotidiano, lo que me obliga a pensar nuevas formas de comunicación permanentemente para que estos elementos en principio sorprendentes no se conviertan en habituales y cotidianos y sea yo el primero que deje de innovar.

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