jueves, 8 de julio de 2010

Los pasos hacia una entrevista

Igual que aquellos futbolistas a punto de patear un penal, que creen que son once pasos lo que los separan de la meta, los candidatos a ocupar un lugar en una organización, se equivocan pensando que son los metros entre la vereda y la puerta de entrada al edificio de la compañía donde los esperan para conversar.
Los penales se practicaron antes, no se improvisaron en el momento.
Tuve que seleccionar personal para mi staff en dos ciudades bien distintas: Mar del Plata y Rosario.
La primera ronda clasificatoria fue la recepción del currículum. Sentí pena al recibir algunos.
Por fuera de los errores ortográficos, que ya dan una señal de perfil para cualquiera que lea, encontré otros como:
  • La mala elección de la foto para adjuntar. Mujeres que agregan fotos de cuerpo entero. Hombres y mujeres que se la sacan con la computadora, con el fondo de una ventana o un póster detrás, casi en pijamas, mirando fijo el mouse que las va a disparar, lo que les confiere un aire de rueda de reconocimiento en un crimen múltiple.
  • Desprolijidad en el formato. Recibí CV escritos en el mismo correo y sin enriquecer el texto de manera alguna, para hacerlos visualmente, al menos agradables.
  • Una desmedida enumeración de cursos que además, no guardan congruencia de temas alguno.

No es todo.

Luego, al menos de mi parte, viene la respuesta a mi envío y observo una falta de cuidado total, en algunos casos al responder.

Llega un tercer paso. La llamada para concertar la entrevista. Y uno se encuentra no solo con la voz sino además con la forma de hilvanar las frases y las respuestas.

Recién ahí empiezan a jugar y a tener peso la puntualidad, el aplomo, la inteligencia para responder, la claridad, la imagen.

La entrevista se trabaja desde el momento en que uno toma la decisión de enviar su currículum.

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